domingo, 24 de junio de 2012

Vivir sin ti…

Un día prometí al aire no escribirte más, no insistir con mi mirada dirigida a ese artefacto que por mucho tiempo mantuvo vivos nuestros vínculos, anhelando ver al foquito encenderse y entonces me decidí  -un poco- a dejar de esperar señal alguna de tu parte. Pasaron dos o tres meses y cuando apenas un haz de tu luz permanecía en mis recuerdos; cuando solo encendía con absurdos interruptores de mi memoria, como la marca de mi ropa que lleva tu nombre, como aquella canción que en silencio te cantaba, como el atardecer que evoca ese par de ojos tuyos; cuando esas pocas cosas eran lo único que quedaba de ti y ya podía existir sin ti…apareciste de nuevo. Intenté resistirme a tu mensaje respondiendo de inmediato casi negativamente, pero después mi sentido de intrepidez que por alguna u otra razón siempre se me revela, hizo lo suyo y entonces decidí permitir que entraras en mi vida de nuevo, porque a menudo prefiero arrepentirme de colocar comas, acentos y puntos suspensivos donde tal vez no irían, que arrepentirme de los puntos finales…reflexioné o al menos creí reflexionar que era preciso verte y descubrirte una vez más pero, quizá ya habían sido determinantes mis palabras anteriores, lo suficiente determinantes para no saber más de ti. Probablemente tenías problemas personales o en tu trabajo o simplemente te apeteció dejar pasar un tiempo y a mi me faltó tacto y tolerancia para entenderte, por ese ligero coraje de que me dejaras tanto tiempo sin saber de ti, un poco inconsciente me ganó el miedo de quererte sin que me quisieras, por ello fui tajante en mis respuestas. Pero también es posible que tu único problema se llamara soledad y querías saber de mí para solo llenar unos cuantos vacíos,  cualquier respuesta a mis porqués es posible, pero sé que a la realidad nunca la conoceré con total certeza. El punto es que así fue y nuevamente te esfumaste de mi vida. 

Los días se volvieron abril y tu silueta estaba más dentro de mí que antes, por el hecho de saber que la ultima vez que supe de ti, trataste de reencontrarte conmigo y yo lo arruiné, o tal vez hice lo mejor, se truncó nuestra historia, pero fuera o no lo `mejor´ para mí, pasó, y ningún suceso en esta vida es banal, de ello si estoy segura…
Pensarte era un tormento dotado de encanto y bellos pasajes latentes en mi mente, tan fuertes que parecían naufragar minuto a minuto por mi piel para entonces llegar al alma. 
Y entonces supe que esta vez me sería más difícil sacarte de mi. Pero si estuve a punto de lograrlo antes, seguramente podría hacerlo una vez más. Y así, me hice inmune a la marca de mi ropa, a los atardeceres y a tu existencia, llevaba gane contra tu recuerdo en todas sus variantes, tal vez los únicos interruptores eran los inoportunos y dolorosos cuestionamientos de la amiga, de mi madre o de cualquiera que preguntase ¿Y como vas con él? sin siquiera sospechar que, si yo quisiera hablar al respecto lo haría sin esperar preguntas, o no tendría que hablar, si aún tuviera sonrisa…
Pero fuera de eso me hice más fuerte, ahora no solo podía `existir´ sin ti. Podía vivir sin ti, más tarde ya no habían cuestionamientos por parte de alguien porque me dispuse a ejercer esa capacidad de comunicación que la vida nos obsequió, y el mar de mi estabilidad emocional recuperó su tranquilidad. 

Mayo llegó, era una tarde como pocas, desahogada de tareas y repleta de buenos momentos, de diversión con mis amigos y muy próxima al final de un ciclo más en la universidad. Una bella tarde que se ruborizó en tonos naranjas, supongo, por tantas de nuestras risas y pronto se vistió de noche, brindamos por nuestros logros y por el simple y majestuoso hecho de vivir. La noche lucía bella y seductora en aquel lugar y mi piel estremeció al descubrir que ese ambiente era tan parecido a aquel en el que te conocí, un ambiente desgraciadamente tan perfecto que, recaí en la adicción de tu recuerdo, me desaté las agujetas del orgullo e intenté llamarte con el artefacto de mi amiga, decidida a…no hablar,  tan solo escuchar una vez más tu voz para cantarte en un suspiro `Las golondrinas´ sin que supieras quien te llamaba. Puedo cómodamente culpar al brindis por mi intrepidez, pero insisto, ella es muy parte de mi vida y demeritar su incidencia sería cobarde, no se con exactitud lo que pasa a mi alrededor, no soy quien para definir lo indefinible, pero si se perfectamente lo que hago y he de confesar que aquel acto de recaída fue en plena consciencia y con todas mis ganas de escuchar esa voz que tantas veces me erizó la piel, tu voz. 
El artefacto que te acompaña estaba apagado, mi intento fue fallido, fingí darme por vencida para ordenarle al cerebro que proyectara una sonrisa en mi rostro. Mas tarde cargué con mis enredados pensamientos, mis cosas, mi actitud de continuar con el festejo y junto con mis amigos trasladamos aquella pasiva fiesta a mi casa, donde un par de veces más, intenté llamarte y volví a fallar al no escucharte, porque no contestaste. Cantamos y charlamos sobre cosas de la vida y uno a uno mis amigos se fueron durmiendo. Subí a mi habitación con mi amiga y le agradecí por la complicidad que me obsequiaba al prestarme su artefacto, poco después ella cayó rendida al descanso. `No olvides que todo pasa por algo´ me dije mientras yo intentaba dormir. Y efectivamente, todo pasa por algo, si bien aquella noche estaba consciente, mi nivel de emoción y ganas de ti rebasaban el límite, no hubiese sabido permanecer en silencio aun cuando esa fuese mi intención y de ser así no hubiese sabido modular mi voz y moldear mis palabras. Acostumbrada un poco a no saber de ti pronto me resigné…un poco.
Al otro día cuando volvía a mi realidad, mi amiga y cómplice me mostró el artefacto aquel, aún no puedo describir lo que sentí en ese momento, digamos que fue una mezcla casi homogénea de alegría, incertidumbre, miedo, placer, paz, guerra, desconcierto…todo eso yacía en…no se donde pero hacía latir más mi corazón, pues con esa amabilidad y chispa tan tuya querías saber quien era la persona que varias horas antes quiso escucharte.
Me resistía a ser clara, traté de hacer parecer esto un acto inconsciente sin importancia y no quise mencionarte mi nombre, pero tras una serie de mensajes recibidos y enviados mi nerviosismo y palabras inconclusas me delataron, finalmente te dije quien soy con cierta pena y tal vez una muy breve dosis de arrepentimiento porque sabía que estaba cavando mi propia tumba, yo misma me estaba encargando de los preparativos para el funeral de mi sensata y aburrida estabilidad, porque solo tu sabes como corromper mi prudencia, solo tu sabes lacerar mis razones.
Acordamos salir `como en los viejos tiempos´, como tu decías, pero yo más bien quería sosegar mis nervios, salir `como en nuevos tiempos´, recomenzar con más serenidad y seguir siendo yo pero con una pizca de más valor. Se aproximaban festejos de amigos míos, la oportunidad perfecta. Volvería a ver esos ojos tan bellos que tienes, volvería a ver ese par de bordes suaves que alguna vez me besaron y con un poco de suerte tendría oportunidad de secuestrar tu corazón y colarme en tus pensamientos, si es que nunca antes lo logré, o entrar más, si es que empezaba a lograrlo.
Experimenté días de felicidad tan inmensa pero agridulce a la vez, porque lo reconozco, tenía pleno conocimiento de que esto no terminaría bien o peor aún, no terminaría y quedaría como siempre inconcluso…
LLegó el día y me fui a la fiesta lista para divertirme y vestida de mi misma, con el entusiasmo de siempre y si, también con unas cuantas preocupaciones escolares en la mente.  Esta vez las circunstancias y en parte mi decisión, me hicieron llegar a aquel sitio recargada en mis pies y olvidada del tráfico, disfrutando ese placer que me provoca de vez en cuando liberarme del volante, presiones, y carreteras que se apropian de toda mi atención. Mi instinto algo me advertía, pues a diferencia de otras ocasiones no había curva en mi cara que delatara mi alegría de verte pronto, era como si a pesar de ese enorme placer de reencontrarte, mi corazón comenzara a sentirse agotado de tantos intentos y desencantos. Horas antes en un sitio virtual similar a éste escribí `No me importa volver a perderte si antes he de volver a tenerte´ Porque de cierto modo sabía que las consecuencias de tu participación en mi guión existencial podrían ser difíciles de vencer, sabía que  esa magia de tenerte a mi lado, sentirte, mirarte, era como un sueño y que después de soñar siempre sigue el despertar. 
No obstante, opté por recaer una vez más en esa adicción llamada `tú´ y con todo y las consecuencias, con todo y mis pequeños raspones, sigo prefiriendo caer y tener el placer que pocos tienen de conocer las alturas aunque después haya que bajar. Hasta la fecha no me arrepiento de mis actos que hicieron que duraras tanto y llegaras tan hondo en mi, aún cuando es difícil y doloroso enfrentarlo, hasta hoy, me arrepiento de nada, como es mi costumbre.
Llegué al sitio y disfruté de compañías importantes para mí, minutos después llegaste tu, y enseguida amigos tuyos, todo marchaba…bien, yo no podía creer que te tuviese enfrente de mí. Tal vez no lo hayas notado, pero a pesar de conocer esos labios, de haber descubierto tantas cosas bellas que guardas celosamente muy en tus adentros, me sentía nerviosa, de no saber que decirte, porque yo sabía lo que quería, pero no sabía lo que querías tu. Contenta me hallaba en aquel espacio disfrutando realmente tu presencia, charlamos un poco dejando la sinceridad a flor de piel, mencionaste que mi forma de ser te parecía rara y he de admitir que curiosamente yo también te sentí extraño, con la misma  belleza interior, con el mismo ímpetu escondido de vivir, pero algo en ti cambió. Si tan solo las circunstancias me hubiesen permitido profundizar en el tema, poder comprender que estaba pasando yo hubiera desnudado mi alma para que pudieras palparla y también hubiese entendido sin afán de juzgar ni reprochar, lo que pasaba en ti, ten por seguro que cualquier motivo de tu actitud yo hubiese entendido, pero parece que nos faltó ocasión y tiempo, tal vez no, tal vez es mejor así. Y es que cuando te conocí creí dejar al descubierto mi `rareza´ -suponiendo que se le pueda llamar así-  pero veo que lo olvidaste. Y así continuamos pasándola bien, tal vez no tan bien como hubiese querido, pero siendo franca para mi tu compañía bastaba para sonreír. Esa noche tu eras el motivo de mi sonrisa.
Aquellos amigos que flanqueaban tu silueta se ganaron mi confianza, realmente me fue muy agradable su compañía y también despertaron simpatía en mis amigos, por lo menos en los amigos mas allegados y quienes en verdad me importan, lo peor/mejor es que también iluminaste con tu compañía a mis amigas, y digo lo peor porque eso me hacía un poco no tener excusas para olvidarte y ponerle a esta historia punto final, suena absurdo, pero lo que más deseaba era tenerte para seguirte queriendo y a la vez no tenerte para evitar las heridas. Te confieso que aunque las opiniones de mis amigas hubiesen sido adversas a mi propia opinión, eso me hubiese importado muy poco. Porque empezaba a quererte, justo lo que no quería y lo que más anhelaba…absurdo ¿Verdad?.
Fue una osadía estar de vuelta a mi morada y solo tu sabes porque, si, cualquiera imaginará todo menos lo que en realidad sucedió y no me interesa en lo absoluto lo que los demás crean. No pretendo ahondar en el tema, porque bien sabes que me resulta difícil, pero he de decirte que esos acontecimientos se grabaron en mi mente como muy pocos, experimenté miedos, frío emocional, preocupación, culpa y tristeza al ver que nuevamente sobraban los motivos para que desaparecieras de mi vida. Otra ves te digo, discúlpame, pero ya no por mis aparentes culpas, si no por haberte querido más de lo que querías. Amigos que me aman me han hecho recuperar la alegría casi en su totalidad y me hicieron comprender que no siempre se es culpable de todo. Hasta hoy sé y confirmo una y otra vez, que no puedo controlar las circunstancias que me rodean, pero al menos puedo controlar mis reacciones ante ellas. Todo lo sucedido marcó una importante mejora en mi calidad humana, procuro ver a los errores como lecciones y no como fracasos y sin embargo aún, ligeramente, me dueles. No tengo la más remota idea de lo que pienses al respecto, de mi, de mis actos, de mi forma de ser, pero te aseguro que realmente me importabas.
Al pasar de los días traté de manifestarte mi interés, mi preocupación sobre tu bienestar, puede ser que haya sido muy pronto, pero no podía estar tranquila sin saber algo de ti y me dispuse a llamarte, noté sin duda tu indiferencia, desconcierto o tal vez enojo, no soy quien para definirte, si apenas te conozco. Ese tormento dotado de belleza y desilusión creció, nuevamente permití que fueras más importante de lo que debías y, si, sabía que si antes me fue difícil superar tu recuerdo ahora sería casi imposible, así que de nuevo me decidí a olvidarte sin intentarlo, porque tal intento sería como querer sacar una espina de mi piel tan alevosa que terminaría clavándote más, cuyo resultado sería muy inconveniente para mi salud espiritual. Solo que esta vez, antes de comenzar mi cuenta regresiva para quererte de mucho a nada, mi instinto me retó a recaudar las pruebas suficientes, las razones perfectas para dejar de adorarte, una vez más noté que prefería descubrir si había alguna venda que cegaba mis ojos ante tus encantos, escalando montañas de ti para de una buena vez caer desde muy alto y dispuesta a recapitular mi vida y a entrar a nuevas etapas, diseñar nuevos episodios de vida. Sé que en algunos aspectos crees que soy demasiado intrépida, en otros me consideras demasiado ingenua, pero debo decirte que jamás pudiste conocer por lo menos la mitad de mí, es muy fácil construir juicios por adelantado, las actitudes del ser humano son dadas a lucir diferentes dependiendo de los ojos y el momento de quien les mire. Mírame, ahora yo caigo en el error de juzgarte  asegurando que conociste muy poco de mi y que mal interpretaste varias de mis acciones, cuando es probable que me equivoque porque ni siquiera  hayas interpretado nada de mi…porque ni siquiera llegué a ser relevante en tu pensamiento. 
No sabes, creeme que no sabes cuanto hice por ti sin que siquiera lo sospecharas, diseñé el plan perfecto para encontrarle posibles respuestas a mis preguntas, analicé mis acciones, busqué razones para no quererte más, escudriñe en mi alma para restaurar las pequeñas heridas que dejaste y planifiqué muchas cosas más, recurrí a mis más entrañables amigos con la esperanza de que me detuvieran y dieran pie a mi arrepentimiento, truncando mi intención de verte una vez más y agregar el punto final que quizá ya era preciso considerar en esta historia. Había dos posibilidades; caer en cuenta de que era momento de excluirte de mi vida al verte con alguien más o simplemente indiferente, o la posibilidad de abrazarte y no soltarte por mucho más tiempo, que más podía perder si mis recursos se habían agotado desde el momento en que mi sensatez dejo de ser mi prioridad por ti. Recurrí a esos amigos esperando que alguien me dijese que dejara las cosas como estaban, que me distrajera con las pequeñas cosas que siempre fueron mi fuente de inspiración, mi centro de atención, pero no. Al escuchar mis explicaciones, mi pretensión de hallar la furia necesaria para dejarte libre de mis intenciones y volver a caer si es necesario para caminar mejor, todos me apoyaron y dijeron conocerme tan bien, que sabían que eso era lo mejor para mí, que sabían que solo así estaría tranquila y una vez cerrado el capítulo donde participas tu, podría comenzar a escribir otro. 
Un día prometí ya no al aire, me prometí a mi misma que tras este `último esfuerzo´ yo haría nada más, nada. La decisión de escribir versos sobre nosotros, al final era tuya.  Por eso es que te dije que prefería quedarme como un recuerdo que convertirme una molestia. Supliqué en mi mente  a la vida que si no he de tenerte sería mejor que no respondieras a mi llamado, pero parece que la vida no me escuchó, o me escuchó y quería darme mi merecido. Respondiste a mis palabras y nuevamente me enredé entre las memorias de nuestros momentos, había pasado días tan grises que creía que podía vivir sin ti pero no quería vivir sin ti y con tus señales se asomó un poco el sol, mi corazón más averiado que antes latió un poco más fuerte, sabiendo que seguramente la historia se repetiría, procuré moderar mis expectativas y limite mi paciencia, me propuse fervientemente respetar mi promesa porque esta vez me la había hecho a mi misma, porque mi espíritu, cuerpo y mente merecían mi respeto. Al nuevamente no saber de ti y quizá afortunada de no haberte visto de nuevo, lo que lo haría menos doloroso, confirmé la necesidad de buscar entre mis curiosidades mi punto y colocarlo al final de aquellos versos que juntos escribimos voluntaria o involuntariamente. Entonces, no mirar mi artefacto con insistencia, adorar mi atardecer como lo hacía antes de ti…sin ver tus ojos en él, ignorar tu nombre en otros lados, no pensarte minuto a minuto, no extrañar los bordes de tu boca; Se volvieron mi especialidad. 
Hoy tal vez soy más fuerte que nunca, me enseñaste a quererte sin quererlo y también a olvidar que te quiero. He superado ya la abstinencia de mi adicción llamada Tú y aunque de vez en cuando me invade el deseo de recordarte, miro alrededor y pienso en no necesitar más nada para sentirme completa. Recientemente estuve a punto de aceptar una relación que algunos llamarían verdadera, en mi opinión simplemente le llamo relación…porque verdadero y real era lo que me hacías sentir, a punto, pero me di cuenta de que me siento plena estando sola por ahora, además no sería justo para alguien que le deje entrar a mi vida si no he de corresponderle como lo merece…y pensar que a ti te quise tal vez sin merecerlo, injusto, pero estoy aprendiendo a ser mejor. 
Cohabito con soledad casi todos los días y mientras así sea, mientras más aprendo y puedo ser feliz  conmigo misma, en su momento más feliz podré hacer a quien encuentre en mi camino, como alguna vez quise hacerte feliz a ti. 

Hay veces que no comprendo la vida, pero entonces recuerdo que la vida es para sentirla, tocarla, amarla y no para ser explicada ni entendida y eso me consuela al no saber, porqué hoy, justo hoy, un imprevisto atrasó mis planes y tuve que ir a aquel lugar, a esa hora, para toparme con aquella insospechada coincidencia de…verte, pude imaginar cosas terribles, pude imaginar que me sucediera cualquier cosa por las apuraciones que esta mañana me asechaban, pero encontrarte en donde menos lo imaginaría, salir de aquel sitio en el momento exacto donde tu estabas afuera de lo que ahora veo es tu trabajo y revivir por solo fracciones de segundos tantas cosas, apenas discernir a moderada distancia tus ojos bajo ese uniforme, escuchar tu inconfundible voz y verte callar al verme pasar, seguir mi camino dispuesta a no detener mi paso, fingir que no te he visto y darte solo la suficiente importancia…ese tejido de sorpresas, jamás lo hubiera imaginado.
Admito que encendí el coche, seguí mi proyecto del día planeado, pero la sorpresa enorme y el estremecimiento de mi piel por lo sucedido, tardó un poco en marcharse, lo admito porque de nada me serviría negarlo, me hace bien contártelo aquí, donde jamás lo leerás. Era de esperarse mi nerviosismo, los sentimientos no mueren de un día a otro, pero me siento satisfecha de no haber detenido mi camino por ti. 
Hasta la fecha no he besado bordes como los tuyos, no he mirado ojos como los tuyos, y no he sentido por nadie lo que sentí por ti, he experimentado adrenalina, ternura, gratas compañías, pero debo reconocer que entre tantas monerías no he hallado alguien que me haga latir tanto como tú, sencillamente porque no hay dos personas iguales en este planeta.
He experimentado diferentes sensaciones, con diferentes personas, contigo sentí como nunca antes, pero estoy segura que un día inesperado, la vida me pondrá enfrente a la persona que me haga sentir todas esas sensaciones juntas, quien me haga sentir que la vida es más hermosa de lo que ya me parece y entonces sentiré por él, lo que por nadie, y si hoy me siento plena en mi soledad, sin ti atormentando mi mente, seguramente ese alguien vendrá por aquí y a su costado algún cometa que se llevará impetuoso mis recuerdos cuando él me abrace, cuando él me ame.

Aprendí a respetar mi promesa y ahora sé que no volverá a haber nada entre tu y yo por iniciativa mía, no diré un `nunca más´ rotundo porque no soy quien para decidir esas cosas, pero con certeza sé que para que suceda algo entre nosotros tendrían que pasar antes muchas cosas…sé es poco probable que eso ocurra, así que continúo siendo feliz y completa sin ti.
Tu fuiste el móvil que me hizo poner a prueba mi orgullo y a dejar de insistir cuando es momento de salirme de tu vida. Y con los raspones, heridas, desencantos, días grises y tantas alegrías, hasta este momento, creeme, de nada me arrepiento. 

P.D. Hoy, puedo vivir sin ti y quiero vivir sin ti.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Facebook

Música

Todo lo que llegue al fondo.